¿La cerveza más famosa del mundo?
Allá por el año 1759, Arthur Guinness, su creador, adquiere los derechos de alquiler del local por sólo 100 libras durante ¡9.000 años!, del que hoy es su museo: “Guinness Storehouse.”.
LA FICHA DE LA CERVEZA:
Marca: Guinness Extra Stout
Lugar de elaboración: Dublín, Condado de Dublín.
ASPECTO: de color negro muy oscuro con una corona espesa y cremosa de color tostado
SABOR Y AROMA: malta tostada con un refrescante amargor de caramelo quemado y un punto ligeramente acido.
TEMPERATURA DE CONSUMO: 5ºC
ALCOHOL: 5 % alcohol
ACOMPAÑAMIENTOS: Quesos azules de sabor fuerte. También salchichas trufadas con puré de patatas.
Una verdadera “stout seca” (dry stout) cumple con lo que indica su nombre. Es tostada sin compromiso con un declarado amargor de lúpulo. Las mejores son de fermentación alta, con la acidez afutada que ello indica. Además de la archifamosa Guinnes, de la que hoy nos ocupamos, hay dos más, igualmente irlandesas: la Murphy y la Beamish.
Dicen que fue Richard Guinness, nacido hacia 1690 y agente agrario para el rector de Celbridge, en el condado de Kildare quien elaboró la primera cerveza que lleva su nombre. El rector prestó cien libras esterlinas al hijo de Richard y éste compró una cervecería en el cercano Leixlip (nombre vikingo que significa “el salto del salmón”). Posteriormente Arthur Guinness vendió este negocio y adquirió una cervecería fuera de uso en Dublín, en 1759. Este hecho constituyó el nacimiento de una dinastía, una pintoresca y titulada familia que ha conservado una importante participación en la compañía, aunque desde 1992 no forma parte de la dirección de la misma.
Las cervezas tipo stout no gustan a todo el mundo, y ésta en particular, a algunos les resulta demasiado cremosa con falta de ese toque que da el gas a las cervezas; esa chispa que aportan las burbujas en la garganta. Pero, en todo caso, son cervezas maravillosamente sociales, que impulsan el ingenio, la música, la literatura. Tienen también la vivaz intensidad de un Jerez amontillado. Alguien ha dicho que “ no todos los vasos de una stout acompañan unas ostras o una langosta, pero constituyen un acompañamiento, a veces celestial”.
La Guinness requiere de un proceso especial para servirlas. Aparte de tener que servirlas algo fría, lo normal es primero servir la mitad del vaso y dejarlo reposar 30 segundos. Entonces llenas el resto y debe dejarse reposar entre un minuto y un minuto y medio más para que la espuma se aposente definitivamente. Eso es porque la cerveza que se comercializa en barriles (la conocida como draught beer) lleva una cierta cantidad de nitrógeno junto con dióxido de carbono. Es esta pequeña cantidad de CO2 la que le da esa cremosidad, mientras que es el nitrógeno el que le aporta las pequeñas burbujas que hay que dejar que se disipen.
La Guinness draught (la de barril) es una cerveza con mucho cuerpo que incluso puede llegar a empalagar. Dicen algunos que sabe a café, aunque creo que es más una reacción psicológica a su aspecto (negro y con esa espuma cremosa blanca, como el de un café capuccino). Es un sabor amargo y seco, bastante especiado en el que destaca el tueste de su cebada. resulta muy consistente y persiste largo rato e la boca. Una parte de esa cebada que contiene es asada con lo que confiere un sabor mucho más particular.
Sí queréis probarla por primera vez, y no podéis viajar a Irlanda (¿qué mejor sitio?), hacedlo en algún sitio donde sepan servirla, porque si no la echan bien, aunque no parezca lógico, su sabor cambia bastante.
En la década de 1920 la agencia publicitaria británica S.H. Benson hizo una encuentas entre los consumidores para determinar la razón por su preferencia por la Guinness. “Me sienta bien”, fue la respuesta, y esta fue la base de la publicidad durante muchos años, muchas décadas.
Categoría: Bebidas, Recomendaciones