Un sueño: un mercado para Zaragoza
Con Enrique López Domínguez, que fue consejero de Agricultura en los ochenta y secretario general de UAGA, y con Plácido Serrano, periodista radiofónico, auténtico dinamizador cultural, soñamos en los noventa que el entonces malherido mercado de San Vicente de Paúl podría ser un espacio dedicado a los alimentos de Aragón convirtiéndolos en referencias gourmet para los de aquí y los que vinieran a visitarnos.
Azafrán, trufa , aceite de oliva virgen extra, jamón de Teruel, quesos, melocotón de Calanda, tomates secos de Caspe, olivas del Bajo Aragón, borrajas, alcaparras de Ballovar y por supuesto los vinos y el ternasco, debían mostrarse en un escenario único entonces. Hablábamos de la remodelación del mercado, de la relación con los responsables de los puestos que aun resistían, de rescatar a un público con distintas tendencias a la hora de hacer la compra, de que sirviese de efecto llamada a los foráneos. Y además instalar oficinas que sirvieran para la dinamización de estos mismos artículos, de estos productos tan ricos y apreciados por los mejores restaurantes y los paladares más exigentes.
Pensábamos en hacer ofertas, jornadas gastronómicas, presentaciones populares para todos, firmar convenios con asociaciones y agentes gastronómicos: Pensábamos, soñábamos….
En Madrid se han abierto ya el Mercado de San Miguel, no se lo pierdan; el Mercado de San Antón, precioso e igualmente espectacular; y el último, el Isabela, inaugurado hace muy pocos días. En Barcelona además del de la Boquería, hay más mercados gourmet, tantos que hasta hacen unas jornadas dedicadas a ellos.
En diciembre se marchó Enrique para siempre, lleno de sueños “renovables” y después de demostrar que sabía hacer las cosas; ésta podría haber sido otra pero no lo fue. Algún día será, ojalá no lleguemos tarde.
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