Horchata de chufa: refrescante y saludable
Cuenta una leyenda que una joven dio a probar una bebida blanca y dulce al Rey de Aragón Jaime I, quien muy complacido por su sabor, preguntó: “¿Qué es aixo?” (¿Qué es esto?), y la joven respondió: “Es leche de chufa”, a lo que el rey le replicó diciendo, “¡Aixo no es llet, aixo es or xata!” (¡esto no es leche, esto es oro, guapa!), de donde algunos atribuyen el nombre a esta bebida.
Para los que tienen costumbre y facilidad de comprar chufas, hacer la horchata en casa puede resultar fácil, pero si no es así es mejor comprarla de la marca de confianza y disfrutar de una bebida ideal para el verano y que además posee muchas propiedades saludables.
En todo caso si se prefiere la receta doméstica tan solo hace falta por medio kilo de chufas, otro tanto de azúcar glas y agua; bien triturado, mezclado y el resultante bien frío en la nevera.
Se le puede añadir canela, naturalmente y para el que tenga el socorrido y útil “Themomix” la operación será más sencilla.
La primera mención a una llet de chufes aparece en El Llibre de Sent Soví (1324), un recetario de cocina medieval de autor anónimo en el que esta bebida era considerada más como una preparación medicinal que como un refresco natural. Podría haber sido utilizada en aquel entonces por la sabiduría popular con fines terapéuticos como el “agua de arroz”. También eran populares bebidas a partir de cebada, avena o almendra, todas ellas se tomaban a temperatura ambiente. La horchata comienza a ser nombrada claramente a partir del siglo XVIII.
Las primeras horchaterías aparecieron alrededor del Mercado de Valencia convirtiéndose en lugares de reunión y refresco en las tardes y noches del siglo XIX. Aún hoy seguimos disfrutando de esta bebida que simboliza, en las tardes y veladas nocturnas, una reunión de familiares y amigos para “refrescar”.Valencia es, sin duda, la zona española donde la horchata tiene verdadera carta de naturaleza.
Incluso tiene su consejo regulador de la denominación de origen creado el 10 de enero de 1997 aunque luego en mayo de 2010 se reformase su legislación.
Dice el CRDO que se considera desde la antigüedad como fuente de nutrientes y vitaminas, diversos estudios médicos avalan múltiples propiedades beneficiosas para el organismo. En este sentido, las investigaciones han concluido que la horchata posee propiedades digestivas muy saludables por su alto contenido en almidón y aminoácidos.
Por otro lado, prestigiosos especialistas de la Universidad de Valencia afirman que es rica en minerales; entre ellos, el fósforo, el magnesio, potasio, calcio y el hierro, además de grasas insaturadas y proteínas. En cambio es un alimento bajo en sodio, por lo que es apta para los pacientes con hipertensión.
Se trata de una bebida energética y nutritiva, de origen completamente vegetal y con propiedades cardiovasculares similares al aceite de oliva, contribuyendo a disminuir el colesterol y los triglicéridos, por su alto índice de ácido oleico.
A esto se puede añadir que contribuye a la reducción del colesterol y triglicéridos. Disminuye el colesterol LDL (colesterol “malo”) y aumenta el HDL (colesterol “bueno”).Su contenido en vitamina E ayuda a reducir el colesterol por su efecto antioxidante sobre las grasas. Es buena para las personas que sufren de arteriosclerosis gracias, por un lado, al ácido oleico y también a que contiene Arginina, que al ser precursora de óxido nítrico favorece el efecto vasodilatador. Por otra parte, la horchata sin azúcar es apta para diabéticos, ya que contiene hidratos de carbono a base de sacarosa y almidón (sin glucosa) y un alto contenido de la citada Arginina, que libera la hormona que produce la insulina. Resulta la bebida ideal para las personas que no toleran el gluten (celíacos) y para los que no toleran o son alérgicos a la leche de vaca y sus derivados. No contiene sodio ni caseína y finalmente se recomienda a quienes sufren digestiones pesadas, gases intestinales y diarreas ya que aporta muchos enzimas digestivos como la Catalasa, Lipasa y Amilasa.
Os dejamos una idea de las múltiples recetas que se pueden hacer con horchata.
Cóctel de horchata, cava y naranja.
Ingredientes por cada copa: 40 mls de horchata, 20 mls de cava y 40 mls de zumo de naranja.
Elaboración:
- Preparar un zumo de naranja natural. Colarlo, para que quede un zumo sin restos de pulpa.
- Poner en la coctelera dos cucharadas de hielo picado. Echar en ella la horchata —que tendremos muy fría— y el zumo. Agitar durante 5 segundos.
- Enfriar una copa de cava metiendo hielo un poco machacado durante 5 minutos. Retirarlo y escurrir antes de echar el cóctel.
- Servir en la copa el zumo de naranja y la horchata ya mezclados y añadir el cava que estará frío y recién abierto. Con una cucharilla mezcladora mover ligeramente para mezclar, y sacar.
Juan Barbacil
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Sangría: para cuando el calor aprieta
Quizá se trata de la bebida más típica del verano y extendida como icono de las españolas, aunque su origen es confuso. Bien preparada y con poco alcohol es recomendable para combatir la sed en la época de calor.
Ingredientes:
- Medio litro de gaseosa o soda.
- Un litro de vino tinto joven y poco alcohólico
- Dos limones
- Dos naranjas.
- Cuatro cucharadas colmadas de azúcar.
- Hielo
- Un poco de canela al gusto.
- Una copa de licor de naranja (Curaçao, Triple Seco o Cointreau).
- Se pueden añadir trozos de frutas varias como manzana, melocotón plátano.
El origen de la sangría es tan confuso como su elaboración, siempre adaptada al paladar de quien la prepara, si bien nadie discute que sus ingredientes básicos son el vino y las pulpas o cáscaras de diversos frutos, sobre todo cítricos, y que se trata de la bebida española por excelencia. Sin embargo, en 1788 el padre Esteban Torres afirmaba en su Diccionario del castellano que la sangría era una “bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América”.
El término parece provenir de la voz inglesa sangaree, la cual, a su vez, se inspiró en la española ‘sangre’ para denominar este refresco por su color. Así, la sangría, que era llamada “limonada del vino” en algunas colonias españolas de América, recuperó su origen idiomático al extenderse su consumo en nuestro país a partir de 1850.
Por su parte el estudioso Mauricio Wiesenthal en su monumental “Diccionario Salvat del vino”, afirma que “La idea de aromatizar los vinos o mezclarlos con agua tiene raíces mediterráneas puesto que se remonta a los griegos. Jerónimo Pardo, un médico del Siglo de Oro español, escribió un divertido “Tratado del vino aguado y agua envinada”. Confiteros y vendedores ambulantes preparaban también la carraspada (vino dulce aromatizado) o la llamada garnacha (vino, azúcar, canela y pimienta)”
Recuerdo un viaje que hice a Bilbao hace ya bastantes años en el que por el barrio viejo algunos pedían una garnacha como sinónimo de vino dulce. Y así me lo corroboró mi buen amigo y ya desaparecido Santiago de Ugarte, presidente que lo fue de Bodegas Bilbainas.
Algunos afirman que “La sangría se consume desde, al menos, la primera década del siglo XIX en Ecuador. Sin embargo, otras tesis menos aceptadas sitúan su origen en las Antillas cuando eran colonia británica. También es bastante común su consumo, merced a la masiva inmigración española desde aproximadamente 1860 a 1960, en Argentina y Paraguay (usándose por tradición casi siempre el mismo tipo de jarro de vidrio de origen español para su preparación) durante los veranos de la zona templada del Hemisferio Sur.
Para preparar esta refrescante receta de sangría, sigue los consejos y pasos que ahora mostramos para tener el éxito garantizado. La sangría generalmente es una bebida que contiene un poco de alcohol pero existen modos de prepararla sin alcohol. De hecho y como bebida de verano conviene que lleve poco alcohol. Empezamos cogiendo un buen recipiente, echamos el vino tinto, después sacamos el jugo de uno de los limones y lo mezclamos con el vino.
Le añadimos una naranja y un limón, ambos troceados en gajos que puedes partirlos por la mitad para que desprendan mejor su jugo, acto seguido incorporamos toda la fruta picada en dados y mezclamos en el recipiente con el vino tinto,
Disolvemos el azúcar en agua caliente para que se derrita un poco e incorporamos al vino, hay que remover para que se mezclen lo mejor posible utilizando una cuchara de buen tamaño o una varilla rígida de las que se usan para hacer cócteles. Por último añadimos el licor y removemos todo muy bien.
Dejamos reposar unas 2 o 3 horas en la nevera para que se enfríe todo bien y para que la fruta deje todo su sabor. Al servir completamos el vasito de sangría con unos cubitos de hielo y un poco de gaseosa o soda, una bebida muy habitual a la hora de preparar todo tipo de copas. Y ya está todo listo para disfrutar esta receta de sangría. Es básico incorporar el hielo y la gaseosa en el último momento para que mantenga el carbónico por un lado y que el hielo no se derrita.
Juan Barbacil
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